Perdió la vida en Perú

En la vida y en los cuentos hay personas que se van para siempre. Hace unos días murió el hijo de un amigo, por un accidente. Estaba en Perú, de cooperante, trabajando en el proyecto Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca. Este vídeo es un recuerdo para todos los que son capaces de alejarse de su país y su familia para ayudar a otros. Es una voz que invita a pensar, a ver el mundo de otra manera, tal y como hacen muchos libros. Es también un abrazo en la distancia a ese padre y a esa familia que tienen que seguir viviendo con esa pérdida. Una gente maravillosa, que ama los libros.


notas para una película sobre la Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca from Les films de l'orsetto on Vimeo.


El mago de chicle


Hoy, por un compañero del trabajo, he conocido este proyecto, que necesita de apoyos para ver la luz. Se trata de un libro de poesías de Ernesto Pentón Cuza. Os dejo un trocito:


(...)

La palabra olvido
crea el recuerdo.
La palabra silencio
crea la música.
La palabra oscuridad
crea la luz.


La palabra alegría...

la palabra alegría
crea este mundo.


Os muestro también una de las ilustraciones que ha realizado para este libro Marta Lage de la Rosa. ¿Sabéis por qué me ha gustado? Porque es muy sencilla y porque ¡¡he usado esos ovillos para tejer con ellos!!


El mago de chicle es el título de este poemario. El autor cuenta que en él se habla del amor, de la familia, de los ruidos de la ciudad, sus luces y sus sombras. La información del proyecto la podéis encontrar aquí: 




Vamos a cazar un oso

Leí este libro hace unos cuantos años y me pareció maravilloso. Hoy me vuelvo a acordar de él y descubro que en YouTube el autor del libro, Michael Rosen, lo cuenta maravillosamente bien, con muchísimos gestos (en inglés, eso sí):




En este otro vídeo se puede ver el cuento, como si fueran unos dibujos animados (también en inglés). Por cierto los dibujos del cuento original son de Helen Oxenbury



Si queréis leerlo en español, lo tenéis aquí:
Vamos a Cazar Un Oso by Aula de Medios

Las palabras dulces

Lola es una pequeña ardilla que se despierta una mañana con la boca llena de palabras dulces. Pero ¿con quién puede compartirlas? No lo tiene nada fácil. Os animo a leer esta historia titulada "Las palabras dulces"  escrita por Carl Norac e ilustrada por Claude K. Dubois, de la Editorial Corimbo

En esta presentación podéis ver el cuento con los textos en español y en inglés:




En este vídeo podéis ver las imágenes del cuento y los textos (ganaría mucho con una música distinta o al menos con un volumen más bajo)





Se me ocurren unas cuantas preguntas sobre este cuento, que a lo mejor les sirven a los profes para hablar de los sentimientos en la clase:

  • ¿Cuántas palabras dulces conoces? Dime al menos 5
  • ¿Las utilizas? 
  • ¿Te ha ocurrido alguna vez como a Lola? ¿Te has guardado palabras dulces?
  • ¿Crees que las palabras dulces sirven para hacer amigos?
  • ¿A qué persona te gustaría decirle palabras dulces?


Ahora os propongo un juego:
Si las palabras dulces fueran...
- UN YOGUR, ¿qué sabor tendrían?
- UNA COMIDA RICA, ¿cuál sería?
- UN COLOR o varios para pintar, ¿cuáles eligirías?


Aprender a leer

Érase un hombre llamado Tomás que sabía hacer cientos de cosas, pero no sabía leer. A pesar de ser ya muy mayor decide intentarlo e ir a la escuela. Este cuento de 30 páginas es uno de mis favoritos. Está escrito por Jo Ellen Bogart e ilustrado por Laura Fernández & Rick Jacobson. El libro se titula: Tomás aprende a leer (Ed. Juventud, Barcelona, 1998). Ahora lo podéis escuchar y ver en YouTube.
Si eres maestro o maestra y quieres preparar alguna actividad de comprensión lectora en torno a este libro, aquí tienes algunas preguntas ya preparadas.


Y AHORA EL CUENTO...

Tomás sabía construir una valla de troncos y sabía hacer una tortilla, pero no sabía leer.

Tomás sabía hacer una mesa de un árbol y sabía hacer un dulce jarabe de su savia, pero no sabía leer. Tomás sabía cómo cuidar los tomates, los pepinos y las mazorcas de maíz para que crecieran hermosos, pero no sabía leer.


Conocía las huellas de los animales y las señales de las estaciones, pero no conocía las letras y las palabras.


—Quiero aprender a leer —le dijo a su hermano José.


—Eres un hombre mayor, Tomás —le respondió José—. Tienes hijos y nietos y sabes hacer casi de todo.


—Pero no sé leer —insistió Tomás.


—Bueno —dijo José—. Pues aprende.


—Quiero aprender a leer –le dijo Tomás a Julia, su mujer.


—Eres maravilloso tal como eres —contestó Julia mientras le acariciaba la barba.


—Pero puedo ser aún mejor —replicó él.


—Pues aprende —le dijo su mujer, sonriéndole por encima de su labor de punto—. Así podrás leerme a mí.


—Quiero aprender a leer —le dijo Tomás a su viejo perro pastor.


El perro lo miró, y luego se echó en la alfombra, a los pies de Tomás. Tomás pensaba: «¿Cómo puedo aprender a leer? Mi hermano no puede enseñarme. Mi mujer no puede enseñarme. Este viejo perro no puede enseñarme. ¿Cómo aprenderé?» Tomás estuvo pensándolo un buen rato y al final sonrió.


A la mañana siguiente, Tomás se levantó al salir el sol e hizo el trabajo de la granja. Luego se lavó la cara y las manos, se peinó el pelo y la barba, y se puso su camisa preferida. Desayunó unas tostadas y se preparó un bocadillo para llevárselo. Después se despidió de Julia con un beso y salió de casa.


Encontró a un grupo de niños y niñas que también iban por el camino sombreado por los árboles. Cuando los niños entraron en la escuela, Tomás también entró. La señora García sonrió al verlo.


—Quiero aprender a leer —le dijo. Ella le indicó un asiento libre y Tomás se sentó.


—Niños y niñas —dijo la maestra—, hoy tenemos un nuevo alumno.


Tomás empezó por aprender las letras y sus sonidos. Algunos niños le ayudaron. En el recreo, se sentó debajo de un árbol y enseñó a unos niños y niñas a imitar el canto del carbonero y el graznido de la oca, y les contó historias. Pronto Tomás fue aprendiendo palabras. Todos los días copiaba los ejercicios en su cuaderno con esmero.


A Tomás le gustaba mucho que la maestra o los niños mayores leyeran en voz alta en clase. A veces dibujaba mientras escuchaba. Tomas estaba aprendiendo, pero también estaba enseñando. Enseñó a los niños a hacer tallas de madera con la navaja. Y a la maestra le enseñó a hacer mermelada de manzana y a silbar con los dientes.


Al cabo de un tiempo, Tomás ya iba juntando palabras y escribiendo sus propias historias. Escribió sobre cómo se salvó una pequeña ardilla. Escribió sobre el baño en el río. Escribió sobre el día en que conoció a su mujer. Julia miraba cómo Tomás hacía sus ejercicios en la mesa después de cenar.


—¿Cuándo vas a leerme algo? —le preguntó.


—Cuando llegue el momento —le contestó.


Un día, Tomás se llevó a casa un libro de poemas de la escuela. Los poemas trataban de árboles y nubes y ríos y ciervos ligeros. Tomás lo escondió debajo de su almohada. Aquella noche, cuando Julia y él se fueron a la cama, sacó el libro.


—Escucha —le dijo. Leyó un poema sobre suaves pétalos y dulce perfume de rosas. Leyó un poema sobre olas que rompían en la orilla del mar. Leyó un poema de amor.


Julia miró a su marido a los ojos.


—¡Oh, Tomás! —dijo


— Quiero aprender a leer.


—Mañana, después del desayuno, cariño —le respondió sonriendo.


Y apagó la luz.


FIN
¿Os ha gustado?





Jugar con una palabra

El sábado estuve en una feria de artesanía maravillosa, el Nómada Market. Allí estaba Belén García Montoya, Begmont, con sus láminas, tazas, colgadores...


Me enamoré de uno de sus dibujos. Os lo voy a enseñar porque tenía una palabra mágica, "susurro".


¿Mágica?, diréis algunos. Pero... ¿no es mágico escribir o jugar con las palabras? Para mí sí lo es.
¿Os animáis a hacer magia conmigo? ¿Qué os sugiere la palabra SUSURRO, su-su-rro, su-su-rro?
Cerrad los ojos y empezad a imaginar ese susurro. 
¿Qué aparecen en tu mente: colores, un paisaje, más palabras...? Ahora busca un papel y un lápiz o un bolígrafo y escribe.
Os dejo una de las cosas que escribí, empezaba por Susurra


Mis piedras necesitan tu voto

Lo voy a intentar con esta linda piedra
Aquí tenéis la información de la Feria de artesanía de la que os hablo. La organiza DaWanda



Escribir con buena letra

En un artículo de la revista Consumer nos dan 5 pautas para escribir con buena letra.
A los profes, a lo mejor os ayuda esta sencilla aplicación de José Manuel Pérez Oliva, que te permite generar hojas con ejercicios de caligrafía, con el texto que desees. Yo he probado a hacerlo con poesía y queda así de bien:


Y para los amantes de las letras, os recomiendo un paseo por Pinterest. Allí se pueden encontrar joyas como los tableros "Caligraphy" de:


Para mostraros lo bonita que es la caligrafía artesanal, os muestro un vídeo:


Calligraphy Pages Pt. 1/4 from Luca Barcellona on Vimeo.

De ese vídeo hay tres partes más: una segunda, una tercera y una cuarta.
¡Saludos a todos!

Actividades, manos a la obra

¿Buscáis ideas de actividades que se pueden hacer en el colegio, en la biblioteca o en casa?
En estos enlaces seguro que podéis encontrar alguna que os guste:



¿Qué os parece?  

Trémula, el perro y el árbol


Hace mucho tiempo que no escribo en el blog un cuento. Este lo tenía guardado en un cajón. Espero que os guste.

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Trémula, el perro y el árbol

Trémula temblaba como una hoja, como las hojas de los árboles cuando hace viento.
Tenía miedo.
Si se acercaba al perro ¿qué podría ocurrir? ¿Le lamería? ¿Se convertiría en algo sucio? ¿La regañaría su mamá?
Qué miedo. Y era un miedo de esos que te dejan de piedra, te inmovilizan.
Y si el perro la lamía… ¿qué sentiría ella?


Pero esta vez decidió ser valiente, la más valiente del mundo. Dio un paso y luego otro. Se estaba acercando, iba a tocarle.
Mas, cuando alargó la mano, el perro dio dos pasos hacia atrás y ¡escapó corriendo!

Hubo unos segundos en los que todo pareció detenerse. 
Respiró hondo y, despacio, Trémula se giró. Allí estaba el árbol, alto como una torre. Pensó que lo mejor que podía hacer era abrazarse al gran árbol.
–Te quiero, árbol –susurró.
–Te quiero, Trémula –oyó dentro de ella, muy dentro, con voz de árbol.

Foto de Gregory Dean, vista aquí

Ella es... Mónica Carretero

Mónica Carretero vive en Segovia, un lugar de España que llevo en el corazón porque allí nacieron mi padre, mi abuelo, mis suegros, muchos amigos. Allí pasé y aún paso muchos veranos y fines de semana. Hasta ayer no la conocía, pero es una estupenda ilustradora. Mirad qué bonito lo que hace:


Pero lo que más me ha gustado es verla en este vídeo de noviembre de 2011. Transmite mucho candor y entusiasmo por lo que hace. En el vídeo nos habla de su trabajo con la editorial Cuentos de luz, gracias al cual  recibió premios en la Feria de Londres y Nueva York. Por si no lo sabéis, los cuentos de esta editorial se pueden encontrar también en México, en las librerías Porrúa.

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