Si hay un bebé en casa, 7 propuestas para leer con él (o ella)




  1. Multipliquemos las lecturas: Aprovechemos el hecho de que el niño todavía no conoce el código escrito para facilitarle la comprensión de que hay miles de lecturas posibles. ¡El analfabeto sabe hallar en los libros cosas que los alfabetizados ignoran cómo leer! Para ello son especialmente útiles los libros de imágenes e incluso los libros en otros idiomas. ¿Por qué no inventar una o varias historias a partir de una serie de imágenes que no tienen texto, o cuyo texto no comprendemos?
  2. Exploremos el libro-objeto: Los libros no son únicamente “portadores del saber”. Son también objetos que pueden morderse, tocarse y explorar con todo el cuerpo. Déle al bebé varios libros de distintos tamaños, colores y formas y permítale que juegue con ellos durante el tiempo que él quiera. Vale la pena incluir libros de plástico, de tela o con texturas, pero no hay por qué limitarse solamente a este tipo de material.
  3. La entonadora: Se trata de crear un lenguaje nuevo a partir de palabras inventadas, cuyo sentido está dado únicamente por la entonación de su voz. También es posible jugar con las voces de un texto que resulta incomprensible para el niño: leer el diccionario, un libro de física o un tratado de filosofía dándole a las palabras las inflexiones adecuadas para mantener la atención del bebé. Tanto el niño como el adulto se divertirán.
  4. La trituradora: Durante la lectura, “corte” algunas palabras a la mitad. El niño siente mucho placer porque sabe qué es lo que falta y cómo completarlo. 
  5. El detective: A partir de los seis meses, sugiérale al niño cosas que buscar dentro del libro: un personaje muy reconocido, un objeto o un animal. Se dará cuenta que algunos libros de imágenes se prestan particularmente bien para este juego. 
  6. El niño es el protagonista: También a partir de los seis meses, puede incluir al bebé dentro de la historia narrada: convertirlo en uno de los personajes del cuento. Explore otras variaciones del mismo juego colocándose usted mismo dentro del texto, o a otras personas importantes para el bebé: el papá, la mamá, los hermanos, los abuelos, la mascota, etcétera.
  7. El libro familiar: Fabrique un libro en la casa con material diverso, incluyendo en él los acontecimientos importantes que se han compartido con el niño.
Referencia bibliográfica: Taller de animación a la lectura del Fondo de Cultura Económica. Suavecito, sin artilugios ni parafernalias. A: Espacios para la lectura, núm. 5 (2000), pág. 18-19.

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